miércoles, 30 de marzo de 2011

Angeles de Cartón

Sin embargo, nadie podía estar preparado para presenciar lo que ocurrió […]
violentamente, en el lapso de un minuto, o menos, todo su cuerpo se encogió, se deshizo,
se corrompió entre mis manos. Sobre la cama, ante todos los presentes, no quedó sino una masa líquida putrefacta, repugnante, detestable.
The Facts in the Case of M. Valdemar [Edgar Allan Poe]

Escritor no es aquel que escribe lo que quiere sino lo que sus demonios quieren.
Mario Vargas Llosa

Sucker Punch - Review Movies

Se dice que los ángeles de cartón no son otra cosa que degeneraciones de lo bello; seres que, en algún momento, fueron inspiración de las creaciones más extraordinarias; seres que quitaban el aliento y sembraban tanto la perplejidad como la admiración en la humanidad toda; que otorgaban la eterna felicidad a aquellos que a sus pies se rendían, al rescate de todo hombre hundido en abismos etéreos y descomunales. Seres que extinguían toda pena, todo dolor, aún en las circunstancias más ominosas. Pero que, como todo lo que existe, acaban siendo corrompidos por los valores de este mundo fétido y desolador. No pierden su aura, su maligna hermosura. En lo absoluto. Sin embargo se convierten en la personificación divina del caos reptante e inescrutable, en demonios que sobrevuelan y se posan sobre los rincones del alma y el corazón donde los humanos no pueden defenderse.

De creer en conceptos tan ambiguos y destartalados como ‘felicidad’, ‘hermosura’, ‘caos’ o ‘corazón’ (especialmente el primero y el último de ellos), podríamos aceptar la audaz y diametralmente inhóspita teoría de los ‘ángeles de cartón’. No obstante, el único patrimonio con el que contamos en esta inefable hermandad es la incredulidad ante casi todo lo concebido por una mente terrestre, de manera que semejantes supuestos se van, directamente, a la puta madre que los parió.

Toda esta explicación tiene como objetivo, distraer al posible lector y evitarle una sucesión sin precedentes de insultos contra todo y contra todos. Es así, que resulta extremadamente complicado, hasta para una de las tres mentes más podridas de la historia, ser imparcial con este despropósito llamado Sucker Punch y su estridente desvarío sobre lo onírico, lo demencial y lo explosivo, cóctel que con el que Zack Snyder se emborrachó de idiotez. A priori, reconozco dos cosas. Primero, que es un poco tarde; ha pasado casi una semana desde su premiere (un compromiso de vital importancia para LHDZ que será dado a conocer dentro de poco – cuando la encomienda lo permita – tuvo la prioridad). Segundo, que a nadie le va a importar mi opinión, englobada dentro del odio hacia el mundo, dónde todo se vapulea sin piedad.

Seguramente esta película, estrenada en nuestro país en una fecha más que simbólica para todo el pueblo árabe (24-3), generará amplias divisiones entre los espectadores. Estarán los que la amen, colocándola en un pedestal por su ‘innovador’ desarrollo, sus escenas repletas de destrucción y energía juvenil, y sus protagonistas femeninas ardientemente peligrosas. Otros, a quienes me suscribo de momento, pensaran que es una parrilla inmensa, de esas que Obamalandia suele elevar como obras maestras, siendo en realidad más aburrida que un libro de Huxley, más densa que el diario Ámbito Financiero, y más fantasiosa que Misión Imposible.

Antes de ir al cine, uno le veía cierto atractivo a Sucker Punch, atractivo alimentado más que nada por una excelsa promoción y los buenos antecedentes de su director y escritor. Pero allí se queda. No alcanza a cubrir con las expectativas por una sencilla razón: la historia es una mierda. El guión es bastante estereotipado y, se tropieza con sus propios cimientos al explorar las fronteras de la mente de forma impía. Hay aspectos destacados, pero nada tienen que ver con la mano de los creadores o de los actores.

Los hechos son bastante simples, lo que no quiere decir que tengan sentido alguno. Nuestra protagonista, conocida luego como BabyDoll, sufre la perdida de su madre, por motivos que solo el guionista conoce (asumimos que murió de pena, como el ente) y es acusada luego del asesinato de su hermana menor. Aparentemente inocente (nadie lo es en esta Tierra), es recluida en la alegre Lennox House, un loquero especializado en casos de jovencitas de excelente forma. De allí se desprende su relación, tanto en la absurda realidad como en el sensato mundo onírico, con el resto de las chicas, y el posterior e inconcebible plan para escapar de la locura y de las fauces de un doctor macabro y súper pajero. Un baile, un viaje a lo profundo de la imaginación. Un viaje, un enfrentamiento encarnizado por la supervivencia. Un enfrentamiento, miles de explosiones. Miles de explosiones, cientos de horas de efectos frente a una computadora. El resto corre por cuenta de quien haga o haya hecho oídos sordos a mi recomendación de no verla (no lo hice? bueno, ahora lo hago: NO LA VEAN!!). A ciencia cierta, lo más llamativo de la película es que, es extrañamente aburrida. No recuerdo si dura dos horas o cinco, pero por ahí parece naufragar. Si, naufragar. Con excepción de las escenas de acción pura, donde lo único que se ve es un buen despliegue de las actrices, el desastre es inevitable. Uno no ve la hora de que se termine.

Justamente es el apartado actoral en el que me quiero detener. Si bien uno está acostumbrado a ver el homo-erotismo muscular y la descabellada acción sin sentido de Arnold-kun (ídolo de Hyde) o Stallone, es un aspecto positivo que Sucker Punch, muestre como chicas ‘lindas’ les parten el ojete a ejércitos de soldados nazis, orcos, robots o lo que sea que se les cruza. En cuanto al reparto, es bastante heterogéneo si uno lo piensa bien, teniendo puntos altos y otros escandalosamente bajos. Emily Browning, sobredimensionada solamente por su trajecito de mierda, le pone el cuerpo a la protagonista, BabyDoll. Floja tu tarea piba. Mejor dedicate a cantar que lo haces un poquiiiito mejor. Sweet Pea, algo así como la líder sin liderazgo del grupito, corre por cuenta de Abby Cornish, que hace un buen trabajo, demostrando que quizás al Bad Company podría jugar (pero solo de asalto). La actuación de Vanessa Hudgens como Blondie (gran ironía el nombre no?) produce arcadas. A Jamie Chung (Amber) no se la ve practicamente. Jena Malone, tan versátil como siempre, lleva las de ganar gracias a su frívola y destacada interpretación de Rocket, que parece un pibe en ocasiones y una encantadora hermana en otros. También zafan de la paliza Carla Gugino (Madame Gorski) y Scott Glenn (Wiseman). Este último se come todo, en especial los postres que dejó el Ogro Fabbiani después del partido All Boys-Estudiantes.

Nuestro departamento de prensa, constituido por la módica cantidad de 1 (una) persona, trató de contactarse telefónicamente con los representantes de las féminas protagonistas (tras una importante erogación de fondos). Dos de ellos nos atendieron, y uno accedió a pasar la llamada a su representada. Vanessa Hudgens dialogó con LHDZ y se mostró (inocentemente) agradecida por las alabanzas vertidas durante la comunicación previa. Recordó la despiadada pero justificadísima crítica a Zack Efron con mucho humor, y tuvo la amabilidad de tirar una frase, que aún resuena en nuestras ‘oficinas’. Dijo, palabras más, palabras menos: “en retrospectiva, me doy cuenta que High School Musical no fue tan garcha… es cierto que trabajar ahí fue una perdida de aliento y de tiempo, y encima no me pagaron nada: solo el pancho, la Coca y los viáticos… Disney y la concha de tu madre… pero lo de Zack Snyder y su Sucker Punch excede la visión incluso del más alcohólico adolescente… es impresentable… la historia es una poronga… encima esa puta de Emily (Browning) lo único que se sabía era ese bailecito choto que hace, con su cosplay de mierda buscando ganarse al pelotudo del director para aparecer veinticinco segundos más en la película… los odio, y te juro que si me llego a cruzar a cualquiera de los dos en algún estudio de grabación de nuevo, los re cago a trompadas…igual, aguante Sucker Punch!”. La sexualmente implosiva ‘Blondie’ fue tan clara como una lluvia de molos.

Conclusiones.
Lo mejor: la banda sonora es sencillamente espectacular, de principio a fin, sobre todo los orgásmicos Army Of Me - cortesía de la genial Björk - y el inefable Sweet Dreams (Are Made Of This) que interpreta bastante bien Emily Browning. La música por desgracia, no hace a la totalidad del film, pero le da un vuelo ciertamente épico de a ratos. Otro punto destacable son las múltiples escenas ‘slow motion’, donde los balazos, las explosiones y el eterno fuego de la destrucción de los mundos alternativos alcanzan un nivel por encima de la media.
Lo peor: lo que no es música, es decir, casi todo. En el tope de la lista está el avasallante guión, súper volado, que hizo de la historia una ensalada de lechuga con pedacitos de sandía y puré de tomate. También esta reseña es repugnante...
Lo curioso: por alguna razón, que no intentaré explicar ya que es un tópico ajeno a esta crítica, cuando los créditos finales estallaron en la pantalla y las luces comenzaron a encenderse, no se escuchó ni un solo aplauso. Ni uno. Nada. Pero si se vieron caras largas, tan despreciables como impagables.

Es de preocupar la furia inconmensurable de la ‘crisis de la mediana edad’ que embiste al pobre Snyder. Su carrera era relativamente exitosa, pero perdió el camino; entró en una decadencia celestial, mezclando garrafas con bidones sin estar preparado para hacerlo, intentando mezclar un revolucionario relato con tiros y más tiros. Para lograr el éxito, es innecesaria la complejidad?Acaso Commando tenía historia? Acaso Cobra la tenía? O Duro de Matar? NO. Pobre Snyder. Ayer nos deleitó con una carnicería de zombies y siniestras escenas ‘cómicas’ en ‘Dawn Of The Dead’, con guerras sin cuartel en ‘300’, y con héroes del viejo nuevo mundo en ‘Watchmen’. Acá qué ofrece? Nada. Qué logra? 0.99 Zenko de puntaje. Con seguridad, un ángel de cartón se posó sobre este desgraciado hombre.

NNNNNNNNNN X NNNNNNNNN X!!

Written and Posted by Cesar de la Luz
Dedicated to Nai Brito and Marcos Sprecacenere

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