Fanático: (adj) dícese del que
sostiene obstinadamente y con vehemencia
una opinión que no es la nuestra.
Ambrose
Bierce [The Devil’s Dictionary]
Dejemos de ver Chiquititas, Casi Ángeles
y todas esas pelotudeces.
‘Hay que soñar’. Maduren. La vida es una
mierda.
Cesar de la Luz
Percy Jackson: Sea
of Monsters – Review
Movies
Año 2001: corralito, saqueos, cacerolas, protestas,
helicópteros (‘chopas’ para los amigos), patacones, Bin Laden, Torres Gemelas,
atentados, etc. Muchas veces las palabras claves (o keywords) que más se buscaron en Google - en determinado año –
acaban por definirlo. Mucho antes de que existan los hashtags y los trending
topics, la ‘viralidad’ de determinado tema se medía fundamentalmente por la
cantidad de veces que se lo introducía en el famoso buscador. Pero no
todas las búsquedas fueron a raíz de desastres financieros o autoatentados.
Eran los inicios del Internet hogareño (al menos en esta parte del continente),
los CDs de AOL que nunca andaban y todo lo que eso trajo consigo. Jóvenes con
acceso a la red. El inicio de la ‘viralidad’ que hoy conocemos. Y así hay que
agregar otras palabras a la lista de las más buscadas. Lo que suele pasarse por
alto es que en el 2001 vieron la luz un par de adaptaciones cinematográficas
que marcaron un antes y un después en llevar grandes sagas literarias del
genero fantástico a la pantalla grande, apuntadas a un público juvenil (y no
tanto). Sagas que en ese momento inundaron mil y un páginas, foros y rincones
de la web (y lo siguen haciendo actualmente). Ejemplos? El Señor de los Anillos
y Harry Potter, tan solo por nombrar dos de ellos.
Ya se ha hablado largo y tendido sobre dichas novelas y sus
adaptaciones (no es la intención de este texto). Más allá de algún fanboy indignado porque X escena menor
no está o es diferente, esas películas son, a fin de cuentas, una muestra de
cómo debe hacerse el trabajo. Parece fácil, pero adaptar fielmente un libro de,
por ejemplo, 500 páginas a dos horas y media de película no es sencillo. Se le
puede poner ganas y plata para que quede lo mejor posible, pero siempre
encontraremos algún fanático descontento con el resultado final (a veces con
fundamentos validos, otras veces con simples caprichos nerds). A fin de cuentas, ninguna película es exactamente igual al
libro y desde el vamos nada se compara con el placer de leer la historia tal
cual fue escrita, pero si no tenemos ganas de hacerlo y queremos, por ejemplo,
ver las siete películas de Harry Potter entenderemos la historia sin habernos
perdido de un bloque gigante de trama.
El éxito comercial de estas franquicias fue tan solo el
puntapié inicial para que se desarrollaran otras historias, novelas y sagas
similares. Magos, vampiros, dragones y otras criaturas mitológicas llenaron
librerías de todo el mundo, con mayor o menor éxito entre los amantes del género
fantástico, y así crecieron también sus correspondientes adaptaciones
cinematográficas, algunas realmente interesantes y otras que ni vale la pena
nombrar.
Las películas de la saga Percy Jackson, que nos ocuparemos
de analizar en esta reseña, son geniales para cerrarle el ano a todo aquel
que dice “nah, no voy a leer los libros, total puedo ver la película y fue”.
Bueno, si, pero estamos hablando de dos historias MUY diferentes. Escrita por
Rick Riordan, mezcla mitología griega adaptada al siglo XXI con características
propias de todo best-seller juvenil.
La historia nos presenta a Percy Jackson, un pibe aparentemente normal de doce
años que vive con su madre y no recuerda a su padre, quien supuestamente se fue
a navegar pero nunca volvió. Quico… digo Percy… lleva una vida ordinaria; en la
escuela es maltratado por sus compañeros y la mayoría de sus profesores, hasta
que un suceso en una excursión al museo cambia su vida por completo. Con el correr
de las horas, previo secuestro de su madre, de enterarse que Grover, su único y
mejor amigo, es un sátiro, y de llegar a un campamento oculto donde se le dijo
que estaría a salvo, se entera que los dioses griegos existen y que él mismo
es hijo de Poseidón, dios del mar.
El día más psicodélico del pobre Percy solo está por
volverse aún más confuso. Resulta ser que Poseidón y Zeus, hermanos
según la mitología que todos conocemos, se encuentran enfrentados porque a este
último le fue robado su ‘rayo’ (entiéndase como su arma más
poderosa) y obviamente desconfía del dios del mar. Es así como Percy, su nueva
amiga Annabeth Chase (hija de Atenea, diosa de la sabiduría) y Grover se
embarcan en una misión para recuperar dicho ‘rayo’, terminar con la disputa entre
los dioses (la cual trae repercusiones en el mundo real) y, de yapa, ver
si puede rescatar a su madre.
A la larga sucedió lo de siempre: el autor vendió los
derechos de los libros para que se filmaran las películas correspondientes,
desligándose completamente de la misma y lavándose las manos ante una posible
adaptación mediocre. Y “mediocre” es ser generoso, porque la primera película,
Percy Jackson y El Ladrón Del Rayo, no tiene nada que envidiarle a Dragon Ball
Evolution. En sí la historia es la misma que en el libro, pero la sucesión de
hechos es totalmente diferente, los personajes son radicalmente distintos o
directamente no existen (y hablamos incluso de aquellos que tienen una
importancia significativa en el resto de la saga). Vale aclarar que esta
primera adaptación fue dirigida por Chris Columbus, director de las dos
primeras de Harry Potter. Este dato de color es fundamental para entender como
funcionan estas cosas: en el caso de Potter, Rowling se mantuvo como asesora de
la película verificando que se respetaran los aspectos fundamentales y
‘obligando’ al equipo de filmación a leer los libros, como mínimo. Esto
obviamente no se repitió en este caso y así se ven los resultados. Desde
detalles triviales como el color de pelo de Annabeth (en el libro es rubia pero
se ve que el presupuesto no alcanzó ni para unos reflejos) hasta cosas mas
graves como el orden de los eventos o las escenas, o directamente la
eliminación de las mismas.
Pero la plata puede más, y así, con tres años de
diferencia de su predecesora, vio la luz Percy Jackson y el Mar de
Monstruos, adaptación del segundo libro de la saga, con dirección de Thor
Freudenthal.
Resumo brevemente el argumento y pido disculpas a los que no
entiendan nada o se coman un spoiler
(en realidad no, VAYAN Y LEAN!). La película de Perseus Jackson arranca con un flashback que ‘nos da a entender’ el
pasado de Annabeth Chase, sobre como llegó al campamento y sobre la muerte de
un personaje que será vital en los libros siguientes. Acto seguido arranca la
trama (si es que se la puede llamar así) y vemos a Percy en el campamento en
una especie de reto/juego olímpico. Todo muy lindo, pero si leyeron el libro
sabrán que pasan algunos capítulos antes de que llegue al campamento, y en ese
transcurso de tiempo mantiene una pelea en su colegio secundado por su ‘amigo’
Tyson. Así da inicio una interminable lista de errores, datos importantes que
se omiten, personajes que no están o escenas completas que desaparecieron o
fueron tergiversadas en su totalidad, váyase a saber porqué (créanme que no
hablo de caprichos de fanboy
obsesivo, hablo de una tijera al mejor estilo Magic Kids). Peeeeero nos
conformamos sabiendo que ‘todo tiempo pasado fue peor’ y la película anterior
omitió mucho más. No le podemos pedir milagros a una película que arrastra
los horrores previos como una bola de nieve. En esta al menos se las
arreglaron para que la historia sea entendible y creemos que al menos el
encargado de limpieza del estudio de filmación leyó el libro.
Algo curioso es que gran parte de los detalles ausentes en
la primera parte fueron presentados como ‘obvios’ en la segunda. Un ejemplo de
esto es el caso de Ares, dios de la guerra, que tiene un papel clave en la saga
desde el primer volumen, pero se ve que nuevamente no podían darse el lujo de
garparle a otro actor así que lo omitieron totalmente (aparece, de lejos,
como un extra sobre el final). Interesante jugada, puesto que Ares tiene una
hija (Clarisse) que también tiene participación desde el comienzo. Como no
podía ser de otra manera la suprimieron, aunque desde el principio de la
segunda película la vemos presentada como ‘la hija del dios de la guerra’ (el
mismo que jamás existió). Creo que con eso ya quedó claro lo que intentaba
decir. Agradecemos, eso sí, que entre tantos inventos de trama como si no existiese
ningún libro previo, al menos respetaron los nombres de los personajes (y el
color de pelo de Annabeth, que en esta ocasión es rubio pero claramente teñido…
fanboy: mode ON). Realmente no se
entiende. Si se van a gastar millones en filmar una película, ¿no es mucho más
simple basarse en un libro en vez de inventar una historia de la nada que al final
solo generará un déficit de argumento que se arrastrará a las siguientes
películas de la saga?
En cuanto a la elección de los actores para la película
podemos encontrar aciertos y desaciertos por igual. Muy interesante que en la
primera el personaje de Quirón (un centauro encargado del campamento) fuese interpretado
por Pierce Brosnan, que en la segunda parte es reemplazado por Anthony Head. Y
se aplaude la elección de Stanley Tucci (más conocido como ‘el pelado forro
de La Terminal ’)
para interpretar a Dionisio (aunque en la primera película el papel lo tuvo un
tal Luke Camillero), quizás uno de los personajes mejor adaptados junto a
Annabeth (interpretada por la hermosa Alexandra Daddario). A esta última, dado
que su papel consiste en demostrar su inteligencia cada dos segundos (cualquier
parecido con Hermione Granger es pura coincidencia) le otorgaron la difícil
tarea de tapar todos los baches e incoherencias de la película con deducciones
detectivescas, como si lo omitido hubiera sido obvio desde el primer momento.
En Argentina la primera película se estreno en Febrero de
2010 con mucha pena y poca gloria, aunque por suerte pasó bastante
desapercibida dado que el volumen de fanáticos locales no era ni una décima
parte de lo que se vio en épocas de Potter y compañía. Recién para esta segunda
parte se invirtió en mayor publicidad, y así y todo no se logró una significativa
diferencia y gran parte del público no había leído los libros.
Respecto a la versión en papel, acá se llegaron a editar los
cinco tomos que componen el primer arco de la saga (Dioses del Olimpo), sumado
al primer volumen del segundo arco (Héroes del Olimpo) que aún está siendo
publicado y que ya cuenta con tres libros (el próximo será lanzado este año).
La pregunta final es, ¿las siguientes películas de la saga
lograrán sacarnos el mal sabor que nos dejaron las ya estrenadas? Si bien como
hijo de Zenki, las visiones no escasean, lamentablemente tendremos que esperar
para saber la respuesta. Lo que si quedó claro es que si no se deja de lado el
vil metal y se intenta brindar un buen resultado a la altura de la versión
literaria, podemos esperarnos algo muy similar a lo ya visto. El tiempo dirá si
nos equivocamos. Eso si… orden de restricción para Chris Columbus,
mínimo 300 metros del guión. Urgente.
Percy Jackson y El Ladrón del Rayo (película)
Calificación: – 0.001 zenkos
Percy Jackson y El Mar de Monstruos (película)
Calificación: 0.99 zenkos
Written by Roberto
Fantini. Posted by Cesar de la Luz
Dedicated to Cesar
de la Luz ,
Marcos Esparcense and Alexandra Daddario